Nos encaminamos en silencio al auto, más porque la textura de sus labios aun hacía estragos en los míos, y no me permitía hablar. ¿Qué hubiera pasado si Ana no hubiese interrumpido? Nada más con pensar en lo suave y lento que devoraría sus labios, sentí arder por debajo de la piel.
—Tendrán que ir caminando, porque en mi auto no van a subir, así como están — mencionó mi madre—. La casa no está tan lejos.—Mamá…—Sabes bien que no me gusta ensuciar las fundas de las sillas — me reprendió, pero sé con exactitud lo que está tratando de hacer—. no tarden en llegar. Matty muere por darte tu regalo de cumpleaños.—¿Cumpleaños? Estás cumpliendo años, Yulek. — preguntó Esmeralda a mi lado.—S&iac