Cuenta regresiva

—¿Tu futura esposa? ¿Qué estás diciendo? —se escuchó la voz de Alondra—. ¿Esto significa que…?

—Cariño mío, así te veo yo, como mi futura esposa. Ahora soy yo el que te pregunta, ¿Aceptas casarte conmigo?

—Ella no se puede casarse Alteza, ni con usted ni con nadie. ¿Sabe por qué? Porque ella es una inútil, una simple muñeca de porcelana que no puede darle hijos, alguien que en este momento, está esperando que otros decidan, si se le perdona la vida, o por el contrario, se le da muerte hoy mismo. —dijo Susett con rabia y burla a Alondra.

—¿Cómo puedes ser tan cruel conmigo Susett? ¿Qué mal tan grande te he hecho yo, para que me odies tanto? —fue la respuesta de una sollozante Alondra.

Al escuchar las palabras de Alondra hacia Susett, Lexter besó la frente de Alondra para tranquilizarla, para luego, acercarse a Susett, y arrancarle de un tirón, el distintivo que la acreditaba como Dojagi del palacio Galés; y, que a su vez, le servía de protección y de permiso Real, algo que dejó a Suset
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