POV DEMETRIUS
Termino de trabajar y, como siempre, empieza mi tormento. El tormento que me ha acompañado los últimos cinco años: el saber que volveré a mi casa y no encontraré jamás a las personas que le daban sentido a mi vida.
El saber que no volvería a ver a Sophia, en la sala, esperándome para acercarse a mí y besarme. El saber que no volvería a ver a mis hijos bajar por las escaleras, muy felices, por mi regreso para poder jugar. El saber que nunca más iba a poder compartir una cena en familia, entre risas y bromas, sino que, por el contrario, solo tendría una enorme mesa vacía para mí solo. Ya no iba a volver a ver, JAMÁS, ninguno de sus rostros; no iba a poder admirar sus ojos, no iba a poder acariciarlos, no iba a poder hablarles ni escuchar sus voces, NO IBA A PODER ENCONTRAR NADA, ¡NADA! ¡ABSOLUTAMENTE NADA!
Y todo eso era culpa de una sola persona: Yadiel Varksov.
—¿Señor? —me distrae una voz.
—PASE Y TOME ASIENTO —ordeno a mi secretaria; y ella obedece.
—Señor, le pre