Al día siguiente, Lucas llegó a la universidad decidido a hablar con Marfil. La buscó primero en la entrada, luego en los pasillos cercanos a su área, pero no la encontró. Caminó hacia el salón donde tenía sus clases, pero al asomarse no vio ni rastro de ella.

En su lugar, se cruzó con Vanya. Ella estaba apoyada contra la pared, mirando su celular, hasta que notó su presencia.

—¿Vanya? —preguntó Lucas, aliviado de ver una cara conocida—. ¿Has visto a Marfil?

Ella levantó la vista y negó con la cabeza.

—No. De hecho, no vino hoy a la universidad —respondió con tono casual, como si no fuera algo extraño.

Lucas frunció el ceño, confundido.

—¿No vino? Qué raro… La he llamado varias veces, le he mandado mensajes, pero no he tenido ninguna respuesta desde ayer. ¿Sabes si le pasó algo?

—No que yo sepa —dijo Vanya—. Aunque estos días no hemos hablado mucho. Desde el fin de semana casi no la he visto, pero parecía todo normal la última vez que hablamos.

Lucas guardó silencio unos segundos. Alg