No me miraba, solo seguía intentando abrir la puerta y por ello, me acerque tanto a él que cuando quiso retroceder para golpear la puerta, chocó conmigo. Sabiendo que no iba a prestarme atención, caí al suelo con un quejido, que lo hizo transformarse en humano y correr a socorrerme.
— Esposa, ¿estas bien? — pregunta preocupado y yo sonrío.
— Había deseado tanto escucharte decir eso. Por fin lo escucho. Pensé que moriría y no me llamarías así. — murmuro y él intenta levantarse y alejarse de mí, pero, yo no lo permito.
— Debo marcharme. Tengo cosas que hacer.
— Lo siento, esposo. — murmuro y él suspira profundo.
— ¿Qué es lo que lamentas? — pregunta Curthwulf agotado.
— Lamento no haber estado para ti en estas semanas difíciles.
— Estabas donde debías estar. Es importante tu recuperación, que te sientas mejor y puedas seguir adelante. — murmura Curthwulf.
— También es importante que estes mejor para seguir adelante.
— Yo estoy bien. Ahora, voy a llevarte a tu habitación, para que descan