Dios, el corazón de Lowell es tan grande que sabe conmover a las personas.
— Dios, que recompensa tan grande me has dado con mis bebés — dice Charlotte abrazando a los niños y ellos corresponden al abrazo, para después Zaid alejarse.
— ¿De verdad soy parte de tu nueva familia?
— De esta y todas las que cree, mi amor. Eres mi bebé. — dice Charlotte, besando al pequeño Zaid en la frente.
El reloj marca las doce y una sola canción se escucha, llamando la atención de Zaid. La canción de feliz cumpleaños, hace que Zaid abra sus ojos sorprendido y Charlotte, sonríe al ver como la tristeza del pequeño es reemplazada por una sonrisa.
— ¿Qué es eso, mamá?
— Bueno, no te he dado nada como tu segundo padre. Así que, ordené que hicieran algo que te gustara. — dice Curthwulf desde la puerta.
— ¿Algo que me guste? ¿Qué es?
— ¿Por qué no vas y compruebas si me he equivocado en escoger el regalo?
Zaid, de inmediato, sale corriendo y Charlotte, mira hacia el hombre que se encoje de hombros, cuando ve