Curthwulf no tenía intención de negociar y deseando olvidar todo lo que lo atormentaba y las propias decisiones que había tomado, la besó con tanta intensidad que no hubo una sola parte de su cuerpo que no estuviera excitado.
— No puedes hacer esto. Estoy enojada aun contigo por lo de esa mujer.
— Ya te he pedido disculpas, señora mía.
— Aunque acepte tus disculpas, no podemos tener sexo. Sigo molesta.
— ¿Me perdonas entonces?
— Sí, pero no voy a tener sexo contigo.
— Papá siempre decía que el sexo de reconciliación es el mejor. Así que, si estas molesta conmigo o inconforme, puedes liberar tu enojo entrando en mí con la misma fuerza con la que estas enojada conmigo.
— ¿Eso no te excitaría más?
— Sí. Eso ni siquiera puedo negarlo — dice Curthwulf sonriendo para después romper el vestido de Charlotte y su sostén.
— Oye, no me rompas la ropa — se queja Charlotte.
— Te compraré más, no te preocupes.
¿Por qué no me dice eso a mí? ¿A mí es quien debe consolar y darle sexo de reconciliació