Narrado por Amy Belmonte
Andrew Wells, mi padre, es una mancha difusa en mi vida. Así como lo es toda mi familia paterna, esa que no hizo más que darle la espalda a mi madre al ser sólo una bebé. Nunca he sido reconocida como miembro de esa familia, que, a pesar del escándalo y el historial criminal de Andrew, ha podido conservar parte de su fortuna.
Pensar en Andrew como mi padre, es una especie de chiste. Si pienso en alguien que me llevaba al colegio y me ayudase con las tareas, pienso en Miguel. Si pienso en alguien con quien pasaba los mejores veranos de la vida, pienso en Luciano.
No en Andrew, nunca. Lo único que me ha dado han sido desgracias, tristeza y rechazo. Por lo que, escucharlo hablarme por teléfono, no me enfurece primero. Me deja estupefacta más bien.
—¿Andrew? — pregunto anonadada.
—Sí, hija. Soy yo. ¿Cómo estás? Tengo tanto tiempo sin verte que… que ya no recuerdo cuánto ha sido.
—15 años — digo sin dudarlo.
—¿Cómo dices?
—La última vez que te vi fue hace 15 años —