Capítulo 2: El encuentro

Mientras caminaba por la ciudad, visualizando el bar, ya más cerca, se sorprendió de lo bonita que era su fachada, tenía un aspecto moderno y también seguro. Entró sin ningún temor de que su exnovio la estuviera siguiendo, pero lo que no sabía era que, alguien venía tras ella desde hace rato. Ya no se trataba de su exnovio, sino de su hermanastra. Randy Cooper le tenía el ojo montado en sigilo, siempre estaba pendiente de ver lo que hacía con el fin de contarle a su mamá y que, a su vez, ella mal informara al papá diciéndole mentiras. Envidiosa y despiadada al igual que su madre decidió entrar también al bar seguida de Samantha, sin llamar mucho la atención, quería averiguar la razón que la llevó a visitar ese lugar.

Una vez dentro Samantha se sintió extraña, era la primera vez que estaba en un sitio así, a pesar de ser un bar clandestino había hombres muy bien posicionados disfrutando de un trago después de su jornada laboral. Enseguida la atendió un camarero guapo y amable y con la misma amabilidad, le propuso situarse en una silla ubicada en una barra amplia y grande donde allí podría pedir todos los tragos y cocteles que quisiera. Samantha emocionada por querer saborear los diferentes tipos de cocteles, ordena que le traigan uno de inmediato. En cuanto el bartender lo sirve y se lo entrega, lo prueba y siente la combinación del alcohol y jarabes que contenía, saboreando cada esencia, aunado al aroma que tenía, eran muy exquisito y vigorizante, la inspiraba y hacía sentir bien. Le encantaba y lo estaba disfrutando, mientras veía a los galanes preparar los tragos reía y se sonrojaba, ellos le hacían cumplidos mientras se los servían. Por otro lado, Randy estaba en una mesa sola y amargada observándola, no soportaba el hecho de que Samantha era feliz en ese momento, no aceptaba que, a pesar de haber sido desterrada por su padre ella aún tenía la frente en alto y era fuerte de espíritu, se sentía amenazada por su belleza y temía que algún día su padre volviera con ella y decidiera heredarle toda su fortuna dejando a ella y a su madre sin todos sus lujos.

En medio de la barra se sentó un hombre alto y apuesto, parecía llevar encima el estrés de su oficina, pidió un trago de Whisky a las rocas, y al otro extremo estaba Samantha. Lo vio, no podía creer lo guapo que era aquel caballero, perfilado y de buen porte con su cabello no tan corto pero peinado, vestido elegantemente con traje y corbata. Su pulcritud producía en Samantha cierta curiosidad de querer conocerlo, aunque no se sentía segura, pues apenas estaba saliendo de una relación tortuosa, y mezcladas con las malas experiencias vividas, no parecía ser la mejor opción. Decidió tomar varios tragos para llenarse de valor y acercarse a él, a su vez, Randy se percató de aquel caballero que también llamó su atención. Quería saber quién era y al notar que Samantha estaba interesada en él, observó que no le quitaba la mirada de encima sin que él se diera cuenta. Esto causó una gran molestia a Randy, pues ella quería conocer al hombre antes que su hermanastra. A leguas se veía que era un CEO de alguna empresa importante y tal vez podría sacar provecho de ello y garantizar aún más su futuro de lujos y riquezas. Su ambición era tanta que decidió contactar al exnovio de Samantha para comprarle drogas que adormecieran y afectaran la conciencia, ella ya tenía su contacto con anterioridad, pues lo conoció fingiendo ser una cliente cualquiera. Al cabo de unos minutos llegó Michael para entregarle las drogas a Randy, se vieron fuera del establecimiento y sin darle ninguna explicación volvió a entrar al lugar. Veía fijamente a Samantha para aprovechar el momento y drogarla, pero como notó que ya estaba un poco ebria, se le ocurrió una mejor idea, drogar al hombre por el que mostraba tanto interés, y así ir a otro lado y quedarse con él. Ya con el plan en su mente perversa, notó que aquel hombre recibió una llamada, atendiendo se alejó un poco, ya que el sonido de la música y las voces no le dejaban escuchar. En un descuido, dejando su vaso en la barra, ella consiente del hecho se dirigió hasta allá sin que Samantha se diera cuenta y coló la droga en el Whisky tan rápido que nadie se inmutó. Samantha estaba pasada de alcohol y demasiado distraída con la mirada en el CEO para darse cuenta que allí estaba Randy. Al terminar su primer ataque, siguió al baño de mujeres más al fondo para quedarse observando desde allí. El hombre volvió a la barra con cara de preocupación después de la llamada para vaciar de un solo trago el líquido cobrizo que contenía su vaso, sintió cómo le quemaba la garganta hasta llegar a su estómago lo cual dejó ver una expresión de asombro y duda de no haber creído lo fuerte que estaba, esto le causo risa a Samantha y por fin, se levantó de su puesto para acercarse. Pidió la misma bebida que él para descubrir su sabor, y conocer un poco más los gustos de aquel caballero.

­—Hola ¿cómo estás? – preguntó sonrojada, tambaleándose un poco por haber tomado demasiado.

—Hola… Bien, o al menos eso creo. ­– contestó empezándose a sentir mareado, ya la droga estaba haciendo efecto en su cuerpo.

Su mirada ya estaba nublándose un poco y distorsionándose.

—Eres muy hermosa, me llamo Gerald White, soy CEO de la marca de perfumes más importante del mundo y jefe de todo el club. ­– se presentó con dificultad.

—Me llamo Samantha, soy hija mayor de tres hermanas y desterrada por mi papá. – dijo en tono de broma.

Gerald sonrió y le pidió irse del bar a un sitio más tranquilo, no se sentía bien, aunque Samantha dudó de ello, se hizo la vista gorda y no le tomó importancia irse con una persona que apenas estaba conociendo. El alcohol la impulsó a hacer algo que no hubiera hecho sobria y en buen estado, pensaba que tenía que disfrutar la vida, pues ya bastante mal lo había pasado. Randy entre la oscuridad estaba muerta de la rabia y no podía creer que su plan no había funcionado, no se esperó que su hermanastra tuviera tantas agallas para acercarse a aquel hombre, lo quería solo para ella, y aún más luego de haber escuchado la conversación cuando se presentaron los dos, confirmando que era un CEO millonario, más se interesó. Decidió seguirlos para planificar algo más y evitar a toda costa que transcendiera la relación.

Samantha y Gerald salieron del lugar, ambos bajo los efectos de aquellas sustancias ingeridas. El chofer se acercó al verlo, y abriendo las puertas de la limosina, subieron los dos.

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