Hannah frunció el ceño, pero Emma se metió, riendo burlona.
—Espera que Andrew la vea. Él odia el desorden… seguro la despide el primer día.
Los murmullos y el chisme empezó a correr, y Hannah se preguntó por qué hablan así de su jefe, pues no le pareció una persona dura.
De pronto, la multitud se abrió, y aparecieron Andrew y Dominik. El primero, con gesto adusto, se acercó de inmediato a la muchacha, y todos alrededor creyeron que la regañaría por causar alboroto ya que, de hecho, Andrew Cook era conocido por su seriedad y distanciamiento, por su afán por el orden y su desprecio por las indiscreciones.
Sin embargo, lo que hizo los dejó a todos helados.
Él se quitó el saco de su traje, se agachó y lo pasó por los hombros de Hannah, cubriéndola hasta el frente.
—Vamos, tranquila, esto te ayudará. Levántate.
La sorpresa bañó a la muchacha, junto a una palpitación cálida al encontrarlo tuteándola, y le hizo caso de manera inconsciente.
—Creo que es momento de irnos —murmuró él.
Ella se