62. No se odia a quien se ama
Sofía no sabía con exactitud cuánto tiempo había pasado desde que Gabriel y esa…Esa chica habían salido de su habitación, pero lo cierto era que no se sentía ni un poco mejor.
¿Por qué él había llegado con una mujer a su lado? ¿Será que busco a otra cuando creyó que ella lo engañaba? Las preguntas no dejaban de agolparse en su mente y por más que tratara de calmarse no lo conseguía. Se obligó a cerrar los ojos y tomar una respiración profunda, alterarse no le haría bien a la bebé.
Sin embargo, nada más hacerlo apareció en su mente el rostro consternado de Gabriel y por un momento se quedó sin respiración. Él se veía tan dolido, tan frágil cuando entró en la habitación a verla y aunque ahora mismo estuviera enojada, ella no podía negar que en su mirada había amor.
Ese amor que antes la había atravesado y le había reconfortado el pecho haciéndola sentir que todo podía ser posible. Fue entonces cuándo se dio cuenta que él tenía razón en una cosa: Ella no había creído en su amor.
Cuand