Una vez fuera del automóvil, se dio cuenta de que se encontraban en un muelle. Quedó atónita y descolocada, pensó, en un primer momento, que aquel paseo lo darían en una playa o malecón.
—¿No te irás a quedar parada allí? —Daniel la besó sin ella esperarse y solo acabó dejándola queriendo más. La tomó de la mano conduciéndola hacia el muelle.
—Pero… ¿A dónde me llevas? —Ella quiso saber, él solo la aferró por la cintura y la besó en la sien.
—La curiosidad mató al gato —él se burló.
—Ya decía yo que este me parecía un cuento extraño. Tu tan cariñoso y atento, me seduces, me llevas a comer y luego qué… me traes a un muelle ¿Para qué? —Ella lo miró inquisitiva—. ¿Estamos en una versión actualizada y adulta de Hänsel y Gretel? Con la diferencia de que no hay bruja y solo está Gretel.
Daniel no pudo evitar reírse a carcajadas, a pesar de que ella aún le sostenía la mirada cómo reclamándole que no la estuviera tomando en serio.
—Katherine, solo quiero que pasemos la noche en el mar y amane