Alex
llegó más temprano de lo acostumbrado, y aun cuando eso me emocionaba, me preocupaba que algo hubiese podido pasar, lo vi llegar en su auto desde la ventana y presurosa fui a recibirlo, nos abrazamos fuertemente, pero no era un abrazo como los otros, aquí estaba plasmado algo más. Sentía un gran peso en el ambiente, sabía que Alex tenía que decirme algo y por alguna razón no se atrevía, estaba aprendiendo a conocerlo tan bien, que cada gesto, cada mirada me delataban sus sentimientos, emociones e intenciones.
– ¿Sucede algo cariño?, te noto tenso, le dije mientras acariciaba su mejilla –.
– así es pequeña, pero no sé cómo lo vayas a tomar, dijo Alex preocupado–.
– Estás preocupándome Alex, ¿todo está bien?, anda dime, me tienes en ascuas, respondí impaciente –.
– Princesa, hoy fue a visitarme el detective privado que contraté para localizar a tu abuela, y me dijo que había logrado dar con su paradero, contestó Alex con angustia en el rostro –.
Mi corazón dio un vuelco de la feli