- Lamento lo que hice hoy en la compañía –
- No tienes que lamentarlo… De hecho, me cambiaste el humor, tuve una reunión difícil antes de que llegaras… Esos viejos tercos… -
- Tuviste una tarde complicada… Déjame prepararte algo para animarte –
- ¿Qué cosa? –
- Mi madre solía hacer un postre cuando tenía un día malo o me sentía triste. Lo prepararé para ti… -
Se fueron a la cocina. Daniel se sentó en la pequeña mesa con una taza de café mientras ella preparaba su postre de chocolate. Deanna encendió la radio y las melodías se sucedían entre pequeñas charlas, el aroma del café y del chocolate. Le contó de cómo le había ido con Marcus, de la ópera que vio de jovencita y que la decidió a emprender el camino de la música. Él la oía maravillado por sus gestos y sus sonrisas. Que distinta se veía a la otra Deanna, la que le desencadenaba la locura.
-Deanna… -
- ¿Si? –
- ¿Quién es Frank? –
Se sorprendió con esa pregunta, había salido de la nada.
- ¿Cómo sabes de Frank? –
- Harry… -
- Estuvie