—¡Doctor Wagner, qué maravilla verlo para acá! Nos contenta tanto tenerlo de vuelta— me comenta una de las enfermeras al verme llegar.
—Muchas gracias— digo yo con una sonrisa de oreja a oreja.
—¡Y qué niña más encantadora! ¿Es su hija doctor?— me pregunta mientras se acerca a ver a mi pequeña que está contenta en mis brazos. Tengo una pequeña mochila con sus cosas mientras voy de camino a la guardería que está en el hospital.
—Así es... le presento a la pequeña Olivia— digo y creo que nunca había estado tan orgulloso en toda mi vida. Literalmente el pecho se me infla solo de presentarla, y de que todos la ven con adoración. Mi hija se queda viendo, intrigada todo alrededor, con sus ojos adorables y curiosos.
Cuando llegó a la guardería sucede exactamente lo mismo, todos están encantados con ella y debo decir que me cuesta terriblemente dejarla. Pero sé que es uno de los lugares más seguros del hospital, sin contar que Lisa y yo podemos venir en cualquier momento a visitarla, l