“Ranzes el desayuno está listo". Nana como siempre tan linda se encargó de venir a despertarme, esto pasa siempre que me quedo dormido.
Abro los ojos perezosamente y veo el reloj, son las nueve de la mañana. Muy temprano para mi pero tarde para el trabajo. Me levanto de la cama y comienzo a prepararme.
Ya listo y guapo como siempre, me dirijo al comedor para tomar mi preciado desayuno, al entrar lo veo totalmente vacío, ¿Hannah seguirá dormido? Nana sale de la cocina apurada.
— Nana, ¿y hannah? — Le pregunto antes de que me deje solo en el comedor.
— En la cocina, está terminando de decorar el pastel que hizo esta mañana— Hago un asentimiento y me dirijo a la cocina.
La escena que me encuentro es digna de fotografía.
Hannah está decorando el pastel con mucha concentración, tanta que para hacer más precisas las líneas de chocolate saca la lengua y frunce el ceño. Es tan adorable y lindo. Pone unas fresas sobre el pastel como último detalle y al fin se percata de mí presencia. Me mira