11. Un mal día
Emily
No puedo creer que realmente esté yendo a almorzar con Alexandro Kostas y no lo digo solo porque sea el dueño de la empresa en que trabajo, sino porque es el hombre que ha intentado comprarme en más de una ocasión.
En diferentes circusntancias, pero comprarme a fin de cuentas.
Pero claro, eso es algo que él no sabe, pues para él Amapola y Emily son dos personas totalmente diferentes.
Escucho el sonido del ascensor anunciando que hemos llegado al sótano y dejo salir un suspiro mientras camino fuera de la caja metálica, simplemente siguiendo los pasos del hombre que mira a cada dos segundos hacia atrás como si quisiera cerciorarse que no me he escapado.
,Mi mano me sigue doliendo y apunque tengo cero ganas de salir por el dolor, mi estómago lo está agradeciendo.
Al llegar al auto lo primero que veo es la figura de Giorgo recostado al lujoso BMW y cuando me ve noto como su ceño se frunce, antes de que una casi imperceptible sonrisa se forme en sus labios, haciendo que esta vez sea