-Bueno, bueno, bueno, se te ve de muy buen humor hoy, ¿qué pasa contigo?
El saludo de Zack cuando llega a la mesa que reservé para el almuerzo, me hace poner los ojos en blanco, ¿cómo es que lo nota?
-No sé de qué estás hablando.
-Sí claro, y yo me chupo el dedo.
-¿Debería preguntarle a Celia si te obliga a hacerlo?
-Cállate.
-Entonces no me provoques.
Su mirada de párpados entrecerrados prometiendo venganza me resulta divertida.
-Maldito…
-No juegues con fuego si sabes que te puedes quemar. Ahora, dejémonos de tonterías y dime lo que has encontrado.
-Primero dime dónde está tu sexy secretaria que no está aquí. A ella también le incumbe esto.
-Tenía un ataque de migraña y la mandé a la casa, se la veía realmente mal. Estaba pálida, con el rostro cansado y hasta le temblaban un poco las manos.
-Wow, eso es horrible.
-Ni que lo digas, así que habla conmigo que, luego de aquí, iré a ver cómo se encuentra. Ya dejé todo listo en la oficina, así que de aquí me vuelvo a la