CAPÍTULO XXXIV
Sandro antes de ir directo a que la niña viese a Sofía, llevó con el doctor a la pequeña Eliza, afortunadamente sólo fue el susto, cansancio y la desesperación de la pequeña.
— ¿Te sientes mejor princesa?La niña aún cansada asintió levemente, seguía desanimada.— Estoy seguro de que te alegrarás después de ver a alguien.Era una niña bastante curiosa pues, cuando iba aferrada al cuello de su padre pensaba en a quien vería.— Ya estamos aquí, disculpa la demora, sucede que llevé primero a desayunar a esta señorita pirata.Eliza se giró´poco a poco para observar con quien hablaba su padre, al voltear su cabeza encontró su mirada con los ojos criztalizados de su madre.— Hola, mi