DESAPARECIDA

CAPÍTULO XXXIII

Antes de que Sandro pudiese responderle a su amada Eliza alguien le habló, este se entretuvo por un momento sin darse cuenta de que la niña ya había desaparecido.

— Joven Sandro, antes de que se vaya, no quiero ser parte de la infelicidad de esa pequeña. Quiero que sepa, que la señorita Sofía puede recordarlos a ambos.

Después de que la enfermera dijera eso él abrió los ojos y señaló hacia dónde él creía que estaba la niña, sin siquiera girarse a verla.

— Cuídela, ya regreso.

La enfermera al voltear en esa dirección no vio a nadie así que comenzó a busca
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