El sábado en la mañana el timbre del departamento de Estella sonó dos veces, ella estaba saliendo de la ducha pues acababa de terminar de ejercitarse. Caminó despacio hasta la puerta y abrió sin pensar, dándose vuelta para volver a su habitación.
—Entra, ya me cambio —anunció con confianza—. Luego de que me vista vamos a casa de Rani.
Al no recibir respuesta se giró sobre sus talones, quedándose pasmada al ver a Denzel en el rellano de la entrada, cerrando la puerta tras de sí. A su vez, los movimientos de él, apresurados y precisos, no pasaron desapercibidos; adicional a eso, la expresión de sorpresa en su cara era casi tragicómica.
—¿Siempre eres tan descuidad al abrir la puerta? —preguntó él tras recobrar la compostura, observando la toalla alrededor de su cuerpo y el cabello húmedo cayendo sobre su hombro