Estella podía sentir todas las miradas sobre ella, lo que consiguió que entrase en un estado de debate continuo, una parte de sí estaba exultante, sintiéndose empoderada y grandiosa, por llamar la atención de ese modo; la otra, consideraba que era demasiado llamar la atención de esa forma y los ojos llenos de interés y lujuria la hacían sentir un poco tímida.
Sin embargo, no se arrepentía.
Debido al rompimiento había perdido peso, gracias a sus amigas, en el último mes había hecho tiempo en su agenda para ir al gimnasio, lo que la ayudó a tonificar su cuerpo. El día anterior aceptó ir con su mamá y su madrastra a un spa, junto con todas sus hermanas, una experiencia bastante agradable, obsequio de su padre para que recibiesen el nuevo año con el mejor aspecto posible.
Gracias a todo ello, ni ella misma se reconoció en el espejo una