Virginia Wiztan se acercó a su esposo, más ella siguió de pie, ahora a solo un metro de distancia frente a él que estaba sentado en el borde de la cama.

Los ojos azules zafiros de ella se clavaron en los dorados del Rey.

— ¿Realmente piensas… Acabar con la vida del señor Jones? — Preguntó ella sin lograr ocultar su expresión de preocupación.

En esos ojos azules se reflejaba angustia y Lance Lamparth lo supo.

Él sonrió burlista.

— ¿Te preocupa tanto que acabe con tu amado? — Preguntó Lance. — Quizá no me escuchaste bien, pero te dije que no me serviría matarle. No lo haré, al menos no por ahora.

Virginia desvío su mirada del Rey y se alejó de él nuevamente, en total silencio.

Ella comenzó a caminar hacia el anexo, donde se encontraba la sala.

— ¿Te irás a dormir ya?

— Sí, estoy agotada… Tiana me dijo, que tú diste la orden de no detener mis entre