— Todos creen que he venido aquí para dormir contigo. Pero no te preocupes, no estoy interesado en eso. — Informó el Rey Lance.
Virginia, quien lo veía fijamente, no dejó de sentirse incómoda aún con lo que le dijo ese hombre.
— ¿Por qué me explicas algo así? Tú no eres alguien que se preocupa por mí.
— Ja, eres mi pequeña ave~ — Se burló el Rey, para después ponerse de pie y acostarse debidamente en la cama. — ¿No vienes? No voy a tocarte.
— ¿Cómo confiaría en ti? Eres un mujeriego… Todos saben que—
— Virginia, es una órden, solo muévete y ven. — Exigió Lance.
El cuerpo de la hermosa Gorianita temblaba y ella se sentía muy nerviosa, no confiaba en él para nada, pero aún así se levantó y se dirigió al costado derecho de la cama acostándose ahí.
Virginia estaba rígida y tan nerviosa que sudaba frío.
El silencio reinó en la habitación y la incomodidad seguía lat