Jace se detuvo. No dijo nada, pero Eduardo sabía que debía hablar. —James Maslow —anunció.
Los ojos de Jace se oscurecieron. Miró a Eduardo con una expresión helada. ¿Qué? ¿Ese tal Maslow? ¿Cómo es posible? Es el mismo con quien iba a firmar un trato en el hotel antes del caos y que Arianna acabara en el hospital.
—¿James Maslow? —preguntó Jace. Esto era difícil de asimilar. ¿No estaba relacionado con Clara? Al menos eso siempre había creído: que eran primos.
—Sí, el querido primo de tu Clara —dijo Eduardo con una media sonrisa. Había visto esa expresión en el rostro del jefe antes. Él mismo se había sentido así hace poco, pero logró superarlo y entregarle el informe.
Jace no dijo nada más. Entró al ascensor y se fue. Necesitaba atender asuntos más importantes. Luego se encargaría de ese bastardo.
¿Clara lo había engañado todo ese tiempo? Siempre se refería a él como su primo, su primo materno, y él nunca lo cuestionó… porque la amaba.
¿De verdad eran amantes? ¿Fue él el tonto entre l