Dereck miró la figura de Serena alejándose, con el ceño fruncido, pensativo. Pero no dijo nada.
El médico llegó pronto. Era el médico privado de la familia York y siempre estaba disponible con poca antelación. Rubí fue al estudio con él para un examen. Sabrina la acompañó, incapaz de contener las lágrimas al ver el moretón en el estómago de Rubí. Con voz temblorosa, preguntó al médico:
—¿Está bien? ¿Qué pasa con su bebé?
El médico le hizo a Rubí un examen minucioso y cuidadoso. El hematoma parecía particularmente alarmante debido a la tez clara de Rubí, aunque, en realidad, no había sufrido ninguna lesión grave.
—Ambos están bien. No hay de qué preocuparse —dijo el médico.
Sabrina finalmente dejó escapar un suspiro de alivio.
El médico añadió:
—Tuviste suerte esta vez, porque aún estás en una etapa temprana del embarazo. A medida que el bebé crezca y tu vientre empiece a proyectarse hacia adelante, la presión sobre la pared abdominal aumentará y un golpe podría causarte una lesión gra