—¿Estás hablando en serio? —la voz al otro lado del teléfono sonaba entre incrédula y emocionada, cargada de una desesperación apenas contenida.
—Por supuesto —respondió Marcia con voz segura—. Además, tú eres la única persona que puede encargarse de esto.
—Entonces, dime qué necesitas que haga. Rápido.
Marcia apretó el teléfono con fuerza, una expresión sombría se dibujó en su rostro. Luego, susurró con malicia:
—Haz una visita a mi antigua casa… la que solía habitar. Y después…
…
Cuando Dylan finalmente se quedó dormido, Rubí salió en silencio de su habitación y regresó al cuarto de invitados que le habían asignado, justo al lado. Aunque técnicamente era una habitación secundaria, los sirvientes de la familia Maxwell la habían preparado como si se tratara de una suite real. La amplitud del lugar la dejó sin palabras. Incluso el vestidor y el baño privado eran más grandes que todo su antiguo apartamento de alquiler.
Pero lo que más la sorprendió fue el contenido del vestidor: estante