Rubí, sin más remedio, asintió.
—De acuerdo.
La mirada afectuosa de Marcus hizo que ella se sintiera un poco tímida. Era la primera vez que estarían separados desde que oficializaron su relación.
—Entonces vete pronto para que regreses antes —dijo Rubí, intentando sonreír.
—Cuidarás de Dylan y de tu padre —le recordó Marcus—. Así que descansa también tú.
Le robó un beso en los labios y se marchó apresuradamente, sin mirar atrás. Temía que, si lo hacía, no podría resistirse a llevársela consigo.
Rubí lo siguió con la mirada hasta que desapareció. Al ver que ni una sola vez giraba la cabeza, sintió un vacío en el pecho. De pronto, notó que alguien tiraba de su ropa. Bajó la mirada y vio a Dylan observándola con seriedad.
Ella se agachó y sonrió.
—¿Qué pasa?
—Mami, papá se fue... así que yo te protegeré —dijo Dylan con firmeza.
Rubí quedó sorprendida, luego rió con ternura.
—¿De verdad puedes protegerme?
—Por supuesto —afirmó él solemnemente.
—Está bien, entonces confiaré en ti —respondi