Esther me abrazo lo más fuerte que pudo, no tenía forma de apartarla de mi así que me tocaba aceptar que entrará a la casa para que por lo menos estuviera algo más tranquila.
-Bien, vamos a entrar para que te tomes algo y puedas descansar-
-¿enserio? ¡Gracias Martín! No sabes cuánto lo agradezco-
Ambos entramos al apartamento, yo fui directamente a la cocina para prepararle un poco de te. Ella se quedó en la sala.
¿Qué estoy haciendo? ¿por qué estoy permitiendo nuevamente que está mujer entre a mi casa? Está pasando por un mal momento, pero no deja de ser por su misma elección.
Cuando el te estuvo listo salí de la cocina con una taza servida y se la entregué. Ambos nos sentamos en el mueble, yo solté un suspiro mientras intentaba pensar que es lo que pasaría ahora.
La vi en silencio, ella solo venía el te y observaba su alrededor.
-¿Le has contado algo de lo que te está sucediendo a tus padres? Ellos no dejarían que pasaras por todo esto-
-Le dije a mi padre sobre la primera vez que m