GABRIEL SILVA
—Patricia… Quiero que entiendas algo, solo eres mi novia y si estás viviendo en esta casa es por tu constante insistencia, pero tú no eres Isabella… y no voy a permitir que vayas a una cita donde ella es la que tiene que presentarse. Si ella no va, tú no puedes tomar su lugar, porque no te corresponde… ¿Entendido?
Me sentí culpable, pues le había hablado como si fuera retrasada, y noté en su mirada que le había roto el corazón.
Cuando mi relación con Isabella terminó, meses después, Patricia se presentó para solicitar empleo en la empresa. Era una chica algo atarantada, pero muy trabajadora y siempre intentaba hacerme sonreír. Lo aprecié bastante, pues en ese momento mi mundo se derrumbaba.&nbs