— ¡¡Príncipe, no puede pasar dentro de la habitación de la concubina, esto es penado por la muerte, su alteza, reaccione!! – el ama de llaves le gritaba y las doncellas se atravesaban en su camino.
Solo estaban haciendo su trabajo, nadie sospechaba que Aysling estaría en peligro.
— ¡¡Aysling, está