—¡Akira!—
Volví a exclamar y trate de ayudar a la chica del servicio a levantarse del piso
—no la toques naim o verá de lo que soy capaz—
Me quede a medias no quería ni moverme, mi princesa estaba vuelta una fiera salvaje, sus pupilas estaban dilatadas y sus ojos los cuales eran bastante grandes me miraban con enojo, tristeza, y algo de decepción
—¡l-lo siento!—
Dijo la chica parándose del piso y acariciando su mejilla que ahora estaba bastante colorada mientras las lágrimas empezaron a derramarse sobre su rostro
—se cuales son tus intenciones—
Volvió a reprochar Akira, la furia se apoderaba de ella y no sabía si acercarme o salir corriendo
—HABLA ¿crees que puedes darte el lujo de coquetearle a naim libremente?—
—amor ella no me estaba coquetean...—
—tú guarda silencio bien entretenido te tenia la chica esta, pero ya se, ella es una loba y yo no, tal vez...—
—¿que cosas dices Akira?— La interrumpí
—Jamás te cambiaria por nadie, eres mi mate, mi mitad, mi complemento, te amo mas