Cientos no, miles de preguntas se acumulan en mi mente sobre la presencia de Misael en esta boda. Es decir, se suponía que estaba con libertad condicional en Reino Unido; se suponía que los investigadores no habían podido obtener sus declaraciones por la distancia geográfica. Era un absurdo para mí y sabía a la perfección que era un absurdo para el resto de las personas que nos están observando. Somos la comidilla de la recepción.
—Misael. ¿A qué debemos tu presencia? — decide saludar Leandro a su padre.
Este se ríe como si fuese un chiste tal acotación.
—Son duras palabras que dar a tu padre después de todo este tiempo de distanciamiento — responde.
—¿Cómo podría ser de otra forma? ¿Eres un prófugo de la justicia Misael? — interviene Luciano.
Misael vuelve a reírse.
—Luciano, los años no han domado a tu boca imprudente ¿eh? — habla en un tono sigiloso. Sus ojos oscuros se dirigen a mí — ¿nos conocemos? Tendríamos que hacerlo, somos familia según me han comentado.
Aunque no sea de juz