Lily
Estaré en el estudio.
Ava le envió un mensaje a su amiga. Sentía que el tiempo no le alcanzaría, faltaban solo dos días para presentar la colección final y ultimaba detalles. Sebastián vendría al día siguiente y ella se sentía emocionada de verlo de nuevo, aunque estos días se escribieron y llamaron, ella lo extrañaba.
Ava giró la llave en la cerradura y su corazón latía a un ritmo constante. La lluvia afuera era un torrencial y del paso del taxi a la puerta ella logró mojarse, parte de su ropa.
El estudio era su santuario, un lugar donde la tela y el diseño se entrelazaban para crear magia, donde sus miedos a la intimidad quedaban amortiguados por el zumbido de las máquinas de coser.
—Ava. —la voz de Alejandro rompió el silencio tan pronto como Ava entró. Estaba de pie junto a la ventana, su silueta definida contra el torrente de luz del sol, las líneas de su traje hecho a medida hablaban de poder y control.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Solo quiero saludar y…
—Ya lo hiciste