—¿Todo listo por aquí? —Samara alzó la mirada y luego cerró la laptop.
—Sí… —Ella tomó su bolso y luego salió del escritorio—. Vamos…
Iván le señaló que pasara delante de él, y cuando estuvieron cerca de la recepción, antes de meterse dentro del elevador, ella se giró hacia Claudia para decir:
—Nos vemos en un rato… —la asistente afirmó, y luego volvió la vista a su computadora, mientras Iván se apresuró a hundir el botón para bajar.
—Te encantará el lugar…
—¿Ya fuiste? —preguntó Samara como por iniciar un tema.
—Sí, un par de veces… ¿Te gusta el sushi?
Ella asintió.
Había conocido este tipo de comida por André, de hecho, este era uno de los platos favoritos de él.
Cuando caminaron por el edificio, Iván hizo como si fuera al estacionamiento subterráneo, pero Samara intervino.
—¿No dijiste que queda a unas cuadras de aquí? —el hombre asintió confundido.
—Si… dos cuadras…
—¿Entonces? ¿Por qué no vamos caminando? —Iván sonrió detallándola.
—Claro… este es tu forma ¿no…? Vamos