A sólo tres días de la presentación, Bellini me llamó a su oficina.
—Ayer fui a ver el recinto – dijo él, mientras me miraba por encima del hombro – ha quedado muy bien, te felicito por tu trabajo.
—Muchas gracias, señor Bellini.
—Estuve hablando con Bernardi, me dijo que necesitaba gente dentro de la presentación, más concretamente a un jefe de prensa, para alistar las entrevistas con Crystal Jhons, nuestra diseñadora– él rio, y yo sonreí débilmente – y te recomendó. Yo sé bien que no es tu área, pero te desenvuelves bien con la prensa y a mí me daría mucho gusto enseñarte a todos.
—Está bien, señor, por mí, encantada – aunque me molestaba bastante que me utilizara como un trofeo.
—Perfecto, entonces pasa con él a darle las nuevas, anótate para los pases e invitaciones y después ve a almacén a que te ayuden a escoger algo.
—Sí.
Sebastián agradeció la ayuda, quedando de pasar por mí aquel día para llegar juntos a la presentación, con gusto le acepté su invitación y me fui al almacén.