Azaleia
Los días siguientes no me escondo de él, pero tampoco estoy todo el día en su cuarto. Pero si yo entro él manda a salir a todos los demás, no importa quien sea y se queda expectante a lo que yo vaya a hacer: si voy a ver su ojo o sus heridas en las manos, se queda quieto casi sin respirar mientras me observa.
Él intenta hacerme conversación, me pregunta por mi día, sobre como curar heridas, e intenta acercarse a mí como puede, aun cuando él no puede ni debería moverse. Siempre me pide que me quede un rato más, pero yo pongo una excusa y él asiente con decepción.
Si alguien tenía que llevarle agua o quería que le pasara un libro algo, él pedía que fuera yo. Era un paciente colaborador como fastidioso. Era muy extraño porque cuando yo entraba a su habitación él dejaba de hacer todo para verme, se sentaba derecho e intentaba arreglarse como si la que iba a entrar era la princesa, y no la esposa que dijo no querer tener.
Brock fue mejorando poco a poco. Su ojo se desinflamó y