Azaleia
Estar bajo la mirada de todos no era fácil, constantemente escuchaba rumores, susurros cuando pasaba y detallaban hasta los detalles más ínfimos de mi persona: mis uñas, mi risa, mis zapatos. A veces parece que estaba entre amigos, otras entre enemigos… era difícil saber quién era quién.
La gran ventaja que tenía era que las personas invitadas en Miraes, familias importantes, comerciantes, grandes señores, herederos y demás… no parecían tener muchas expectativas de la Duquesa de Bousquet.
Muchos casi ni sabían que existía. Así que era solo sonreír, decir algunas palabras sensatas, cordiales y mostrando sentido común y ya era muy bien recibida en los círculos y conversaciones.
Yo era el gran precio como si fuera un concurso, no tenía que hacer mucho para que los candidatos se acercaran a mí. Aunado a eso, las joyas y vestidos que tenían, más la dedicación de Dashi, hacían todo lo demás.
Mi día a día consistía en cenas, almuerzos, meriendas, tardes de té con señores y her