Débora podía repetir una y mil veces que había matado a su rival, pero el inspector seguía sin verlo demasiado claro. Intentó recrear mentalmente el asesinato y advirtió que el rancho estaba situada a unas cuatro horas en coche de Houston, más o menos…
-¿Usted residía en el rancho también, junto a la difunta Sra. Savater? – preguntó.
-No…, mi marido… - titubeó – bueno Daniel me había pedido que me trasladara a Houston con su madre mientras él arreglaba el problema de Rebeca. Pero yo sabía que no tenía solución, así que alquilé un taxi, me trasladé al rancho, cité a Rebeca y la maté de un disparo, luego simulé un robo y regresé por el mismo medio.
-Aun así, son muchas horas, no creo que le diera tiempo.
-Me escapé antes de la cena, fingí que no me encontraba bien para encerrarme en la habitación. Aproveché que todos estaban distraídos para escaparme, regresé poco antes de que se levantaran… - Aclaró Débora ante las miradas incrédulas de los dos policías, que seguían intercambiándose m