Samantha negó con la cabeza y resopló.
—La próxima vez que te quedes con Jovita le voy a decir que deje de mirar las telenovelas con vos —recriminó—, no tienes edad para hablar de besos y esas cosas —la regañó mirándola con seriedad—, no vuelvas a pedirle a Óscar que haga algo así, o ¿te gustaría que yo le pidiera a Renato que me bese? —Elevó una ceja contemplándola.
—¡Qué asco! —Frunció la nariz—. Si te besa, yo lo…—Presionó sus labios para no decir que pensaba patearlo si se acercaba a su madre—. Óscar está más bonito —murmuró.
Óscar abrió la puerta y las observó a ambas, fue imposible no escucharlas.
—Debe ser asqueroso recibir un b