—Lo sabía. Todos en la casa sabían que estaba embarazada; tú fuiste el único que no se dio cuenta. Te la pasabas entre la empresa y la casa de Juliet, sin notar que mi cuerpo había cambiado.

—Sí me di cuenta, pero pensé que solo habías subido de peso. Nunca imaginé que me ocultaras algo así —comentó, aún furioso—. Dime, ¿cuándo quedaste embarazada?

—En Italia, cuando creí que eras Francesco. Por eso amé a mis bebés desde el primer momento, porque eran fruto de ese amor, no de la noche en que intentaste abusar de mí —Abi sabía que nunca olvidaría esa noche; siempre quedaría grabada en ella. Quizás por eso no podía decidirse a dejar a John y regresar con Lucca.

—Te pedí perdón. Sabes que jamás me lo perdonaré. ¿Por qué me haces esto? —comentó angustiado.

—Te perdoné hace muchos años, pero no pude olvidarlo. ¿Crees que es fácil para mí? —preguntó, al borde de las lágrimas.

—Sé que no lo es... Y sé que me lo recriminaré toda la vida. Pero, ¿por qué me ocultaste a nuestras hijas?

—¿Qu