Cuando Santiago alcanzó al hombre lo tomó del cuello mirándolo con furia. Casi no lo reconocía lucía tan distinto a la última vez que lo vio
—¡Al fin nos volvemos a encontrar! —exclamó Santiago
Michael Jones le rehuía la mirada, estaba más delgado, demacrado y avejentado que hace cinco años. Su cabello rubio era mucho más claro, y había arrugas debajo de sus ojos y en su frente
—. Mírame a los ojos. ¿Puedes actuar como un hombre de honor?
Michael tuvo que sostener la mirada de Santiago, cuyos ojos azules le miraban con odio y estaba justificado.
—¿Qué quieres de mí? —preguntó Michael. Mientras Allegra miraba con incredulidad la escena—. ¿Has venido a humillarme, has venido a vengarte? Ahórralo, mírame ahora, estoy destruido, ¡No puedes destruirme más!
—¿Tú estás destruido? ¡Tú me destruiste a mí! —exclamó Santiago lanzándole un puñetazo a la cara haciendo que Michael cayera al suelo.
Allegra se asustó demasiado y se interpuso entre Santiago y Michael.
—¡Detente! ¡Vas a matarlo!