Alexander y Marisa salieron junto a Arielle a esperar a Sergio y Nohelia en el aeropuerto. Habían pasado tres días de todo esa difícil confesión hecha a Alexander, se sintió un poco liberada, miró a lo lejos que se acercaban y ella pudo sonreír al ver la felicidad que irradia en ellos.
—¡Mami, papá! -gritó Arielle con los brazos abiertos corriendo a su encuentro. Nohelia se adelantó e se puso a su altura y se abrazaron, luego se unió a ese abrazo Sergio.
—Te extrañe mucho mami y a ti también papito.
—Y tú a mí, mi amor mucho mucho.
—¿Adivina que mi vida? —Preguntó Sergio sin imaginar la respuesta que le daría Arielle.
—¿Ya? ¿Ya tendré a mi hermanito?
A Nohelia se le subieron los colores intensos al rostro, miró a Sergio y apretó sus labios formando una línea.
Sergio la tomó en brazos y caminó con ella.
—No mi pequeña, la noticia es que ahora tú irás con los abuelos.
—Yo quiero un hermanito, —expresó haciendo un puchero y cruzando sus brazos.
Todos sonrieron al escu