Capítulo 2

Capítulo 2

Marina

Escuchar a ese hombre decir esas palabras puso por completo mis pelos de punta y debo de admitir que por mi cabeza pasaron las peores cosas que se podrían imaginar.

– Señorita Marina, si me permite; me gustaría hablar con usted en un lugar más privado. Es algo importante lo que debo decirle – dijo este bastante serio a mi parecer.

– Este... si, no hay problema alguno – dije algo insegura y eso no era bueno para mí porque no proyectaba lo que ellos buscaban.

– Bien, entonces sígame.

Moví mis pies rápidamente detrás de aquel hombre y lo seguí por todo el pasillo hasta llegar a una oficina muy distinta en comparación a la anterior en donde estuve. 

Una vez la puerta se cerró, este me indicó que me sentara frente a un escrito y eso hice para que luego este se pusiera delante de mi dos carpetas de color negro. Miro intrigada dichas carpetas y en cuanto el hombre se sienta frente a mí, me atrevo a hacer la pregunta que rondaba mi mente.

– ¿Disculpe, señor? ¿Me puede decir que es eso tan importante de lo que tiene que hablarme?

– Por supuesto que lo haré. Sin embargo; antes usted debe firmar el documento a su derecha. Es un contrato de confidencialidad para asegurarnos de que lo hablado aquí no salga a la luz pública. De más está decirle lo que puede ocurrir si eso sucede, usted es una mujer inteligente que estudia derechos y sabe de estas cosas. Así que si esta de acuerdo y quiere escuchar puede leerlo y después firmarlo.

– Cuando se refiere a asegurarnos ¿De quién está hablando?

– Estoy hablando de mi jefe, obviamente. Mi jefe la escogió a usted para hacerle una propuesta, pero primero quiere asegurarse de que será muy discreta con este tema.

– ¿Cuál tema? – pregunto más intrigada.

– Por favor, firme y le aseguro que lo sabrá de inmediato.

Miro de nuevo al hombre frente a mí y este solo mantiene su rostro imparcial, sin ningún ápice de apuro. Así que por esa razón tomo el documento que me indicaron y lo miro por encima comprobando que obviamente todo esta en orden. Por eso una vez mi firma estuvo sobre el papel, veo como el hombre misterioso frente a mí se acomoda para hablar.

– Muy bien, señorita. De ante mano quiero decirle que nosotros sabemos la situación de su hermano Lucas y sobre todo tenemos entendido que él necesita un trasplante de riñón. También sabemos que usted dejó la escuela para ponerse a trabajar y así poder ayudar en su casa, pero por mucho que se ha esforzado no es suficiente.

– ¿Cómo es que ustedes saben todo eso? ¿Se lo dijeron en la escuela? –pregunto ahora con un poco de miedo.

– Digamos que nos gusta hacer la tarea antes de un negocio y nos pusimos al tanto de muchas cosas de su vida para poder hacerle una propuesta capaz de solucionar sus problemas.

– ¿Una propuesta capaz de solucionar mis problemas? ¿De qué se trata esa propuesta? – pregunto a la defensiva.

– Usted debe traer al mundo a un heredero y no cualquier heredero. Mi jefe quiere tener un hijo varón que sea saludable y fuerte para que sea su sucesor en un futuro; es ahí donde entra usted.

Las palabras de aquel hombre me dejaron más que sorprendida, no podía creer que él me estuvieran diciendo eso. Con razón me hicieron firmar ese documento antes de hablar, sin embargo; lo que más me llamó mi atención es que su jefe quiere un hijo y no una hija ¿Qué pasaría en caso de que fuera una niña?

– En caso de no poder tener un niño y es niña ¿Qué sucedería con la pequeña? – pregunté pensativa.

– En caso de que sea niña, se le dará una fuerte cantidad de dinero para que nunca más usted pase necesidades y se llevaría a su hija con usted. Así que si decide aceptar, mi jefe le pondrá una casa privada fuera del distrito para tener exclusividad con usted hasta que nazca el bebé. De más está decirle que de ser varón no tendrá contacto con la criatura una vez nazca. Además, nosotros haremos posible el trasplante de riñón de su hermano incluyendo su tratamiento. No le faltan medicina y tendrá una casa cómoda con una enfermera particular para poder recuperarse rápidamente sin problemas.

No negaré que la propuesta que me esta haciendo este hombre es muy tentadora, puesto que eso significa salvar la vida de mi hermano en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, yo sería incapaz de abandonar a mi propio hijo; sangre de mi sangre. Aunque eso signifique poner la vida de mi hermano en riesgo, yo jamás me lo perdonaría hacer semejante cosa. Yo mejor que nadie sé lo que se siente ser abandonado.

– ¡Ustedes están locos! – exclamo molesta y el hombre me mira sorprendido – Su jefe debe de ser una persona sin corazón como para pedir semejante cosa ¿Cómo se les ocurre hacerme una propuesta de esas tan inhumana como esa?

– ¿Se está usted escuchando, señorita? Le estoy ofreciendo mucho más de lo que cualquier persona haría por ustedes. Además, también se le dará mucho dinero si trae al mundo un hijo varón.

– Sí, es verdad lo que dice usted. Sin embargo, usted se ha puesto a pensar a que precio me lo ofrece. Desde ahora le digo caballero que ha perdido el tiempo conmigo; no soy el tipo de mujer que tiene a un bebé y luego lo regala como si nada hubiera pasado. Yo respeto mucho la vida como para hacer semejante cosa.

– Usted no está reflexionando bien, señorita. Le voy a dar hasta mañana para que lo piense y venga a firmar el contrato que está a su izquierda. De no venir usted a firmarlo; se lo propondremos a otra mujer y usted perderá la oportunidad de salvar a su hermano. 

Antes de salir de esa oficina toda indignada, ese hombre me dio su tarjeta y volví a casa sin pronunciar paraba en todo el camino. No obstante; una vez llegué a casa, sentí a mi madre hablando asustada desde el segundo piso y corrí rápidamente escaleras arriba para ver que pasaba. De más esta decir que lo que vi al llegar al baño me alarmó tremendamente, hasta el punto de sufrir un ataque de pánico.

En el mismo momento en el que vi a mi hermano orinando sangre, el terror abordó mi cuerpo y sin perder ni un solo segundo; lo llevé de inmediato al hospital. En donde lo comenzaron a atender de urgencia.

Mientras esperábamos en la sala de espera, estábamos consientes de que le estaban haciendo miles de exámenes que saldría súper caros, pero ya vería yo de donde sacaba el dinero para pagarlos. Sin embargo, en el momento en el que mi madre vio salir al doctor, esta se apresuró a llegar a su lado para saber de Lucas.

– ¿Familiares del joven Lucas Salazar? – pregunto mirándonos.

– Así es doctor, yo soy su mamá y ella es su hermana.

– Doctor, por favor, díganos que es lo que le pasa a Lucas ¿Por qué de la nada comenzó a orinar sangre? – pregunte desesperada.

– Miré señorita, no sé si lo saben, pero el joven Lucas tiene cáncer de riñón y si no hacemos un trasplante cuanto antes no les garantizo la salud del muchacho. Yo entiendo que estar en una lista de espera tal vez no sea la mejor opción, pero yo debo de cumplir con informarles que si no le hacemos ese transporte y luego hacemos el tratamiento lo antes posible. Me temo que a su hijo solo le quedarán pocos meses de vida, señora.

– ¿Qué? – pregunte dejándome caer al lado de mi madre que ha empezado a llorar desconsoladamente. 

Llevo inconscientemente las manos a mi vientre y cierro los ojos con fuerza debido a lo que estoy a punto de hacer, pero al ver a mi madre destrozada de esta manera luego de pasar tanto trabajo para poder tener a Lucas. No puedo ser tan egoísta y quitárselo teniendo la solución para salvarlo en mis manos, así que me levanto de la silla para hacer una llamada que cambiará todo.

Busco en mi bolso la tarjeta que me dio ese señor y marco de inmediato el número que ahí aparece. El cual descuelgan luego de dos timbres.

– ¿Hola? – dice aquel desconocido y a mí me tiembla todo.

– Hola – digo sin más – Habla usted con Marina Salazar y ya tengo una respuesta para su propuesta.

– Espero que esa respuesta sea positiva señorita Marina; así que la escucho.

– Muy bien; acepto. Acepto la propuesta que me hizo, pero por favor salven la vida de mi hermano. Lucas necesita el trasplante cuanto antes o se puede morir – digo soltando el llanto retenido porque ya no aguantaba más.

– Tranquila señorita Marina, mañana mismo nos veremos en una cafetería y firmaremos el contrato para comenzar con todo el proceso del transplante.

– Pero si es así ¿Cuanto tiempo demorarán en buscar un riñón para hacer el trasplante?

– No se preocupe usted por eso. Después de que usted firme, en menos de dos horas su hermano recibirá su transporte; eso se lo puedo asegurar.

– Está bien, entonces mañana mismo firmaré. Ni siquiera quiero saber de donde sacarán dicho riñón.

– No se preocupe por eso, todo es legal y no tendrá ningún problema. Nos vemos mañana para firmar todo.

– Está bien ¡Adiós! Le pasaré mi ubicación por un mensaje.

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