Capítulo 1

Capítulo 1

Marina 

Me llamo Marina Salazar Vega y soy Mexicana. Tengo diecinueve años y llevabo un año estudiando en la universidad de Derechos, pues mi sueño era ser una gran abogada. A decir verdad, estaba becada por ser una de las mejores estudiantes de todo el año y me destacaba en varias actividades como el deporte. Sin embargo; por cosas de la vida tuve que dejarlo todo y no me arrepiento para nada. No soy una persona egoísta y por encima de todo esta la salud de mi familia, sobre todo la de mi hermano pequeño.

Por otro parte, algo de mi vida que tal vez deban de saber; es que soy adoptada por decirlo así. 

Pues resulta; que mis padres adoptivos antes de acogerme en su hogar no habían podido tener hijos propios y estos hicieron hasta lo imposible para lograrlo. Mi difunto padre; que Dios lo tenga en su gloria, le propuso a mi madre lo de la adopción y es aquí que entro yo.

Años después de yo haber entrado a la familia, milagrosamente María; quien es mi madre. Por decisión del destino quedó embarazada de Lucas, mi hermanito y aunque ese bebé si era sangre de su sangre. Mis padres nunca me hicieron a un lado y siempre me dieron el mismo amor que a Lucas.

¿Se preguntan porque dejé mis estudios, verdad?

Pues por desgracia, mi hermano Lucas sufre de uno de sus riñones; al cual en estos momentos le están haciendo diálisis para tratar de salvar el único riñón que tiene bueno y sano. Lucas necesita con urgencia un trasplante de riñón, pero desgraciadamente eso vale millones de pesos y yo apenas si puedo pagar sus medicinas junto con las diálisis.

Para no preocupar a mi madre y hacer que esta se canse de más con todo lo que esta pasando. Pues me conseguí dos trabajos que me ayudan a sostenernos, pero siempre estoy agotada a más no poder. Aun así, no me quejo y sé que es por una buena causa.

Mi primer trabajo consiste en servir y limpiar mesas en un restaurante cerca de la casa y el segundo; es en un puesto de comida rápida. En el cual tengo permiso de llegar tarde debido a que el dueño era un gran amigo de mi padre y sabía como llevábamos la situación en casa.

Yo no llevaba una vida como la mayoría de mis compañeras de la escuela, puesto que ellas tenían parejas y yo solo podía concentrarme en la gran responsabilidad que tenía encima. La vida de mi hermano era mucho más valiosa que perder mi tiempo con cosas como esas.

Hoy había salido más temprano del puesto de comida y había decidido caminar por el campus de la escuela para despejar un poco mi mente de tantos problemas. Ya había venido a caminar en varias ocasiones a este lugar y sinceramente nunca nadie me ha dicho nada malo como que no puedo estar aquí, sin embargo; mi lugar favorito del todo el campo es el área de deportes. 

Digamos que desde que empecé en esta escuela, sufrí de un amor platónico por mi profesor de deportes. El cual resultó ser gay y tenía hasta pareja. Algo que me impresionó debido y simplemente no lo parecía en lo absoluto, pero siempre lo he respetado debido a que no tengo nada de prejuicios respecto a ese tema.

- Pero miren a quien tenemos aquí, a la mismísima Marina Salazar - dijo alguien detrás de mí y sabía perfectamente quién era.

- ¿Qué se te ofrece Miguel? - pregunté sin mucho interés.

- Pues decirte mi querida Marina que ese short verde te queda tan hermoso. Resalta tu redondo trasero y sinceramente me fascina ¿Sabes algo? Hasta ganas de besarlo me dan ahora mismo.

Respiro profundo al igual que siempre; antes de contestarle algo grosero a este idiota, pero es que desde el primer día que entré en esta escuela es el mismo rollo.

- Mira Miguel, me da igual que te guste mi trasero o el de cualquier otra; pero a mí me respetas. Me fastidia los comentarios morbosos de un tipo como tú que no sabe tratar a una mujer, así que deja de molestarme de una buena vez o no respondo.

- ¡Hay por favor! Conmigo no tienes que hacerte la santa, tú me gustas mucho Marina y sé que yo a ti ¿Por qué no me das una oportunidad de demostrarte que tan bueno soy en la cama?

- Miguel me estás cansando, puedes meterte tu ego y tu supuesto gusto por mí por donde mejor te quepa. No te daré ninguna oportunidad ni ahora, ni nunca y agradece que no te golpeo porque no quiero meterme en problemas.

Veo que Miguel estaba por decir algo, pero en eso llegó el entrenador y este se contuvo al instante. Dejándome en la intriga de que diría, pero ya no importa.

- ¿Qué pasa aquí? ¿Algún problema, Miguel? - pregunto el entrenador justo a nuestro lado.

- Tranquilo profe, simplemente esta pasando lo mismo de siempre y estoy cansada de que Miguel me esté acosando cada vez que vengo al campus.

- Yo no hice eso, entrenador - dijo este tratando de justificarse.

- Suficiente Miguel, sabes perfectamente bien que Marina no quiere que la sigas molestando cada vez que viene y si vuelves a incomodarla. Te aseguro que te suspenderé y lo reportaré con el director del centro.

- Está bien profe, calme su velocidad que le dará algo. A partir de hoy no volveré a molestar a la señorita otra vez – dijo entre dientes.

Ambos vemos como Miguel se va y estoy segura de que no le gustó para nada lo que le dijo el entrenador. Sin embargo; veremos si es verdad eso que dijo de dejarme en paz de una buena vez.

- Marina, que gusto me da verte, no sabes todo lo que te extraña el claustro de profesores de este centro. Eres una de las mejores estudiantes de derecho que hay.

- No me diga eso profe, sabe que yo también los extraño mucho.

- Lo sé querida y por eso me alegra que estés aquí porque te queríamos contar algo.

- ¿Y qué es lo que quiere contarme?

- Pues resulta que uno de los bufetes de abogados más importantes de Nueva York va a venir para llevarse al mejor estudiante de esta escuela y una vez lo consigan le pagarán la carrera en ese país. Además, le darán un trabajo estable dentro del bufete en lo que van las prácticas. 

- ¿De verdad? ¿Está usted hablando en serio? - pregunto asombrada.

- Sí, es verdad; además. Tú eres la mejor de la carrera y pensamos en ti para esta oportunidad debido a la situación que tienes con tu hermano. Esto sería una oportunidad de oro y tendrías todo pago, solamente debes aceptar.

- No sabe lo feliz que me pone esa noticia - digo abrazando al entrenador - Muchas gracias profe, gracias a todos ustedes por acordarse de mí, aun así debo preguntarle ¿El que haya salido de la escuela hace dos meses no me afectará en algo?

- No, para nada. El director decidió que esos dos meses tú has estado en el centro recibiendo las clases, es todo lo que podemos hacer por ti por ser tan buena estudiante.

- Gracias, de verdad - digo con los ojos aguados - Con esta oportunidad, tal vez si logre ayudar más a mi hermano.

Luego de la gran noticia que recibí, me fui muy feliz a casa y les conté a mi mamá y también a Lucas lo que estaba pasando. Estos desde el principio se pusieron muy contentos y a decir verdad yo también. Sabía que estaba por dar un paso muy grande en mi vida y que estaría lejos de mi familia, pero en estos momentos era un mal necesario para poder obtener un bien. Con esta nueva oportunidad, no iba a tener que preocuparme el que se me acabaran las patillas de Lucas y no tuviera con que comprarlas debido a que ahorraré hasta el último peso.

Llegó el día de la entrevista y fui al lugar en donde me recibirían. Este era un edificio moderno y muy bonito, tanto que cualquier persona normal quisiera vivir aquí.

En el salón privado en el que me atendieron, había dos mujeres tomando notas de lo que yo decía y un hombre algo mayor con lentes para leer era quien me entrevistaba. 

Di todo de mí en esa entrevista y respondí todo lo que me preguntaron. Sin embargo, ahora me encontraba afuera de aquella oficina esperando a ser llamada para ver si califico o no para el puesto.

Cuando veo al hombre que me entrevisto caminando hacia mí, me puse muy nerviosa porque en segundos sabría que pasaría conmigo. A estas alturas de mi vida estaba preparada para afrontar lo que sea.

- Señorita, Marina - dice el hombre y me pongo bastante rígida.

- Sí, soy yo. Dígame.

- Usted y yo tenemos que hablar.

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