David
No comprendo como llegue a casa anoche.
Me acabo de despertar, se me está partiendo la cabeza y mi estómago se encuentra revuelto.
Me dejé llevar por el idiota de Ian quien sugirió seguir a Daniela en el carro. A pesar de que ese torpe conduce como alma que lleva el diablo no logramos alcanzar a Mauro.
También cometí un error al aceptar ir a ahogar mis penas en alcohol con ese torpe. Terminamos en un bar tomando hasta perder la consciencia.
Ya conozco de memoria la vida y obras de Ian Madrigal al igual que él los míos. Mi intención era conocer al enemigo para lograr destruirlo, pero terminé con una horrible resaca.
—Buenos días
Lance un bostezo cuando Rebeca entró a mi habitación con una charola en mano en la cual se encuentra mi desayuno favorito además de un vaso con agua y medicinas para mis malestares estomacales.
—No hables tan fuerte —Le supliqué
Ella no deja de reír —La próxima vez invítame. Hablando enserio no me gusta que bebas de esa forma podría hacerte daño.
Reí—¡T