Hannah en serio, en serio, esperaba que Claire no fuera una de las tantas conquistas de Teo. Aquello solo haría las cosas más incómodas para ella. Apenas iba a soportar verla con frecuencia, como para encima tener que aguantar la mirada arrogante que le lanzaría, sabiendo que se había acostado con el que ahora era su marido.No, seguro que no se limitaría a las miradas; lanzaría comentarios venenosos cada vez que tuviera la oportunidad.
—Hola… —saludó Teo, con cierta vacilación.
—Claire —se presentó la mujer—. Nos conocimos hace algunos meses, en la fiesta de Robert.
Teo sonrió como si se acordara, aunque la verdad era que no lo hacía. Sabía a qué Robert se refería, pero no recordaba si la había visto en alguna de sus fiestas porque el hombre daba al menos una al mes. Conocía a mucha gente en esos eventos, entre ellos a varias mujeres que solo buscaban meterse en sus pantalones, y, a veces, él decidía aceptar la oferta de alguna.
—Oh, qué coincidencia.
De algo estaba seguro: no se habí