Hannah no lograba tranquilizarse por completo. En un par de horas la trasladarían a la sala de operaciones. Por supuesto que estaba emocionada porque en unas horas tendría a sus hijos junto a ella. Pero también estaba asustada por cómo resultaría todo.
Uno de los bebés no estaba en la posición adecuada para un parto natural, así que la doctora había programado la cesárea dos semanas atrás para ese día. Desde entonces, la espera se había convertido en una cuenta regresiva cada vez más tensa. La doctora le había repetido una y otra vez que era un procedimiento seguro, pero Hannah todavía tenía sus reservas.
—Todo va a salir bien —dijo Teo, dándole un apretón firme en las manos y arrastrándola de vuelta a la realidad.
Sus suegros los habían dejado solos hacía unos minutos para ir a buscar algo de beber. Aunque Hannah sospechaba que, en realidad, solo querían darles privacidad.
Teo había estado con ella el último mes y medio. En realidad debería haber llegado antes, pero sus grabaciones s