JOHN
Estaba acostado, experimentando la calma antes de la tormenta, con mi mujer, abrazada a mí, buscando mi calor, como siempre.
Mi mente se debatía entre el despertar y la somnolencia, por la increíble noche de sexo que habíamos tenido.
Solo que no habia podido explayarme todo lo que quise, estar en una casa que no te pertenece, donde cualquiera puede oír los gritos de placer, me cohibieron un poco.
- Mmm, buen dia cariño.
Ella besó mi cuello y su mano se deslizó hacia mi bulto inerte, frotándo, tratando de estimularlo.
- Buen dia amor, ahhh, no creo que este disponible esta mañana, realmente esta agotado, además tu hija va a entrar aquí en cualquier momento,¿acaso no tuviste suficiente?
Abrió los ojos, su cabello despeinado enmarcaba su rostro.
- No de tí, ya no voy a conformarme, te lo dije.
Me levanté y corri hacia la puerta a colocar el seguro y de nuevo me abalancé sobre ella.
- Eres una traviesa, no conocía ese lado de tí.
Empece a besarla, comencé por sus labios,