Narrado por Emma Bianchi
Los gritos, la gente corriendo y el pánico general del auditorio, ha desatado un infierno en este lugar. Mis ojos no pueden separarse de Mauro desesperado en el suelo con su cara manchada de sangre. Tampoco puedo evitar quedarme estática sin saber qué hacer.
—Agáchate, no te